Flags Of Our Fathers (2006)
Los artistas tienen ciclos, de eso no hay duda. Los mismos que son capaces de creer auténticas obras de arte pueden realizar otras totalmente carentes de arte. Esos momentos bajos pueden ser obviados dependiendo del tipo de arte que practicas. Si eres escultor, deshaces la escultura y vuelves a empezar. Si eres pintor, tiras el cuadro. Si eres escritor, haces trizas lo escrito y comienzas de nuevo.
Sin embargo, cuando eres un director y estás metido de pleno en un rodaje, no hay vuelta atrás. No importa que veas claro que lo que estás haciendo no va a ninguna parte, que nada funciona, que estás envuelto en algo que jamás firmarías. Pero estás sumido en unos plazos que te obligan a terminar de rodar en un mes. Posteriormente has de montar la película para finalmente estrenarla y promocionarla. Estás empezando a rodar y te preguntas con qué cara vas a ir plató tras plató a defender una cinta en la que no crees y cómo convencerás a los espectadores para que acudan a las salas para ver algo que ni tú mismo verías.
Escuchar que Clint Eastwood estaba preparando una película sobre una de mis batallas preferidas de la Segunda Guerra Mundial, fue toda una alegría. Con ese cocinero y en esa cocina, sólo podemos estar ante un plato exquisito. Mis esperanzas fueron disminuyendo en función de la acogida que estaba teniendo. Después averigue de que en realidad se trataba de dos películas, y en cuanto supe el planteamiento de la segunda no tuve dudas de que ésa era la interesante. A pesar de eso, aún quería ver Flags Of Our Fathers, y es que en la suma de Clint Eastwood e Iwo Jima, ¿qué puede salir mal?
Banderas De Nuestros Padres está esquematizada como si de un documental del canal Historia se tratara. Tal vez eso funcione en un documental de cuarenta minutos, pero no en una película. Las poco originales escenas bélicas se alternan con entrevistas actuales a los hijos de aquellos que alzaron la famosa bandera. Esto tampoco ayuda en demasía a meterse en la película, pues te aleja de la historia. Por no hablar de lo manido de ésta técnica narrativa que en mi opinión no aporta nada más allá de dificultar la empatía del espectador para con la película. Véase en otras cintas como Titanic o Salvar Al Soldado Ryan, donde la omisión de las escenas donde aparecen sus personajes ya como ancianos, aportaría más realismo y sensación de proximidad.
El montaje es inconsistente y caprichoso, y parece dirigido a no permitir que el ritmo de la película despegue en ningún momento. Pero el ritmo es algo que no existe ni por un segundo. El reparto es nefasto, la persona encargada del seleccionarlo no debería de volver a trabajar en el cine. Salvando a Barry Pepper o a Neal McDonough de la quema, parece difícil creer que alguien pueda pensar que un reparto compuesto por Paul Walker, Jesse Bradford o Ryan Phillippe pueda funcionar fuera de una estúpida comedia adolescente. Por no hablar de los menos conocidos, como por ejemplo el co-protagonista que interpreta al indio nativo americano, y cuya actuación roza lo ridículo por momentos.
Y es que no puede hacerse más larga. Los minutos parecen horas, y la tentación de marcharte del cine o apagar el DVD es contínua. Eso si logras no quedarte dormido. Los clichés se suceden sin solución de continuidad. La parte final de la película parece un intento desesperado por parte de Mr. Eastwood de emocionar y hacer llorar al espectador, imitándose a sí mismo y siguiendo las mismas pautas del final de su anterior obra. Pero no puedes emocionarte porque en ningún momento entras en la película o empatizas con sus personajes. Más aún, el final se convierte en una tortura que parece no terminar nunca.
Una vez finalizada, durante los créditos aparecen los nombres de los productores ejecutivos: Clint Eastwood y Steven Spielberg. No sé qué parte de culpa en este desastre tendrá éste último, o si es la combinación de ambos lo que no funciona. En cualquier caso, esta asociación continúa en Letters From Iwo Jima (película en la que todavía tengo fe) por lo que habrá que esperar para saber el resultado global de dicha conexión.
Hace poco pude ver Apocalypto, una película muy criticada por sus errores históricos. Eso es algo que nadie puede achacar a Flags Of Our Fathers. Pero estamos hablando de cine, y no de libros de historia. Me pregunto hasta que punto es necesario respetar tanto la historia y contarla de modo tan lineal si el resultado va a ser tan aséptico.
Es difícil creer que está película es del mismo Clint Eastwood que creó tan solo dos años atrás la emotiva Million Dollar Baby. También cuesta creer que el guionista sea el mismo Paul Haggis que también escribió Million Dollar Baby y que posteriormente dirigió Crash. Flags of Our Fathers, una película hecha para arrasar en los Oscar y que veremos si recibe alguna nominación no técnica.
El montaje es inconsistente y caprichoso, y parece dirigido a no permitir que el ritmo de la película despegue en ningún momento. Pero el ritmo es algo que no existe ni por un segundo. El reparto es nefasto, la persona encargada del seleccionarlo no debería de volver a trabajar en el cine. Salvando a Barry Pepper o a Neal McDonough de la quema, parece difícil creer que alguien pueda pensar que un reparto compuesto por Paul Walker, Jesse Bradford o Ryan Phillippe pueda funcionar fuera de una estúpida comedia adolescente. Por no hablar de los menos conocidos, como por ejemplo el co-protagonista que interpreta al indio nativo americano, y cuya actuación roza lo ridículo por momentos.
Y es que no puede hacerse más larga. Los minutos parecen horas, y la tentación de marcharte del cine o apagar el DVD es contínua. Eso si logras no quedarte dormido. Los clichés se suceden sin solución de continuidad. La parte final de la película parece un intento desesperado por parte de Mr. Eastwood de emocionar y hacer llorar al espectador, imitándose a sí mismo y siguiendo las mismas pautas del final de su anterior obra. Pero no puedes emocionarte porque en ningún momento entras en la película o empatizas con sus personajes. Más aún, el final se convierte en una tortura que parece no terminar nunca.
Una vez finalizada, durante los créditos aparecen los nombres de los productores ejecutivos: Clint Eastwood y Steven Spielberg. No sé qué parte de culpa en este desastre tendrá éste último, o si es la combinación de ambos lo que no funciona. En cualquier caso, esta asociación continúa en Letters From Iwo Jima (película en la que todavía tengo fe) por lo que habrá que esperar para saber el resultado global de dicha conexión.
Hace poco pude ver Apocalypto, una película muy criticada por sus errores históricos. Eso es algo que nadie puede achacar a Flags Of Our Fathers. Pero estamos hablando de cine, y no de libros de historia. Me pregunto hasta que punto es necesario respetar tanto la historia y contarla de modo tan lineal si el resultado va a ser tan aséptico.
Es difícil creer que está película es del mismo Clint Eastwood que creó tan solo dos años atrás la emotiva Million Dollar Baby. También cuesta creer que el guionista sea el mismo Paul Haggis que también escribió Million Dollar Baby y que posteriormente dirigió Crash. Flags of Our Fathers, una película hecha para arrasar en los Oscar y que veremos si recibe alguna nominación no técnica.
Flags Of Our Fathers @ IMDb
5.8
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